(Según la mirada particular de Juanje Quirós, periodista y colaborador de Golf +)
Hoy me van a permitir una pequeña licencia periodística. No voy a hablar al uso de un jugador, de sus virtudes como golfista o como persona. Permítanme que les cuente una historia, no muy extensa, pero que define al jugador…
Yo, por azares de la vida, he crecido muy unido a un campo de golf, a los jugadores profesionales y a los distintos periodistas que me inculcaron, sin ellos saberlo, el gusanillo del periodismo. María Acacia, Carmela Fernández Piera, Isabel Trillo… tienen parte de culpa de que ustedes lean esto hoy.
A lo que iba, nunca entendí porque estos grandes profesionales le profesaban tanta simpatía y cariño a una persona muy unida a mi, Juan Quirós. Para un niño de apenas 6 años es complicado entender que entrevisten en el Turespaña Open a tu progenitor; que jugadores de la talla de Vijay Singh, Chema Olazábal, Sam Torrance,… se paren a saludar efusivamente a tu ‘pequeño ídolo’. Tampoco entendí con 9 años por qué el sueño de muchos aficionados de Guadiaro se hacía realidad con la creación del primer club municipal de Andalucía; para mi Robert Trent Jones era sólo una persona algo mayor que estudiaba con Juan Quirós el recorrido de La Cañada Golf.
Hoy, tras el paso de los años, he comprendido muchas cosas. He comprendido el porqué de la implicación de Juan Quirós en la creación de La Cañada. Era la culminación de una idea de muchos guadiareños e impulsada con mucha fuerza por Quirós: dar una alternativa a los jóvenes para no caer en la droga que tanto amenazaba a la zona en los años 80 y 90 y que había tocado de lleno a su núcleo familiar más cercano.
Ahora, con 26 años, entiendo el porqué de ese cariño de ‘mis compañeros periodistas’ por Juan Quirós. Un jugador hecho a sí mismo que daba cierto tono jocoso y simpático a un Tour marcado por los anglosajones y entre los que un pequeño gaditano intentaba triunfar a pesar de las dificultades económicas de no proceder de una familia con poder adquisitivo. No es fácil de entender para un niño de apenas cinco años cómo niños de tu edad le solicitaban una bola a tu progenitor. Te llegas a preguntar, ¿están locos estos críos?
Juan Quirós es un jugador hecho a sí mismo. Como ejemplo, decir que su buena sacada de búnker actual proviene de jugar con apenas 14 años al golf en la playa de Sotogrande. No voy a hablar de su pegada, a pesar de sus escasos 170 centímetros o de su maltrecho ‘putt’ que le ha privado de alguna que otra victoria en el European Tour.
Ahora esa suerte que muchas veces le fue esquiva parece que le está dando una segunda oportunidad en el Seniors Tour. Sus casi 20 años entre el European Tour y el Challenge Tour le han dejado canas, le han hecho más mayor, le han aplacado el temperamento, pero lo que no ha cambiado es su sonrisa o su obsequio para cualquier chiquillo que esté en el green del 18 esperando una bola…
Ese es Juan Quirós sin más. Un golfista al que le ha costado llegar pero que ha sembrado mucha simpatía gaditana allá donde ha estado y está. Ha sido, es y será, mi ídolo.
